Tras los excesos
navideños, cientos de miles de españoles volveremos al gimnasio,
intentaremos comer mejor y nos asaltarán de nuevo dudas como: ¿El queso engorda?
El desconocimiento, la desinformación e incluso algunas corrientes sanitarias han situado a los quesos en el punto de mira injustamente.
Miles de consumidores
españoles creen erróneamente que productos lácteos como los quesos
engordan y deberían, en consecuencia, ser totalmente excluidos de
cualquier dieta para perder peso.
Los quesos son fuente de antioxidantes naturales, proteínas y micronutrientes. ¡Y tienen más calcio que la leche!
Diversos estudios científicos publicados (The American Journal of Clinical Nutrition, The Lancet, Advances in Nutrition…) han demostrado, asimismo, que la ingesta de queso no afecta a la salud cardiaca e incluse reduce las enfermedades asociadas. ¿Por qué entonces no tienen la valoración que merecen entre muchos consumidores?
Frente a los numerosos bulos que proliferan, diferentes expertos recomiendan consumir lácteos de manera regular, incluso entre aquellas personas que se han propuesto apuntarse al gimnasio durante estos primeros días de 2022, comer de forma más sana y equilibrada a lo largo del nuevo año, pasando página tras las copiosas comidas y cenas navideñas. Y el queso no es una excepción en el marco de una dieta rica, variada, equilibrada y la práctica de ejercicio físico regular.
"Algunos tipos de queso pueden tener un valor calórico elevado, pero no es razón para tacharlos de nuestra alimentación", remarca Rosa María Ortega Anta, catedrática en Nutrición y Doctora en Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, quien sentencia: "Ningún alimento engorda, como producto aislado, lo que lleva a un incremento de peso es el total de lo consumido (y no solo en un día, sino a lo largo del tiempo), especialmente cuando se toman más calorías de las que se gastan".
De acuerdo con Ortega, el queso "es un alimento valioso", característico de la dieta mediterránea y, aunque los más calóricos se deben tomar en menor cantidad o con menor frecuencia que los quesos frescos u otros lácteos, "un consumo racional es totalmente recomendable".
"En las 3 raciones de todos los tipos de lácteos que debemos tomar por día, según marcan las principales guías de alimentación, puede ser buena idea que alguna de ellas sea queso. Existe una gran variedad, de los que también podemos disfrutar", añade.
Ante la preocupación por perder peso debemos elegir, con más frecuencia, los lácteos que aportan menos calorías, si bien, "no es necesario que optemos siempre por lácteos desnatados. Además, recientes estudios encuentran beneficios para la salud y para el control de peso en la grasa de la leche, por lo que quizá no convenga eliminar la grasa de los lácteos de nuestra alimentación", matiza.
"Una dieta equilibrada incluye 2-3 raciones de lácteos al día en niños y adultos y 3-4 en colectivos con necesidades adicionales, como la adolescencia, mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, la edad avanzada y los deportistas", especifica Rosa María Ortega.
En concreto, una ración de leche equivale a 200-250 mililitros (una taza o vaso), mientras que la ración de yogur se sitúa en los 250 gramos (2 yogures). Respecto a los quesos, la porción de semicurado o curado recomendada ronda los 30 gramos y, la de queso fresco llega hasta los 60 gramos al día.
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